lunes, 26 de julio de 2010

LOS HOMBRES SOMOS SIMPLES

Antes de empezar, quiero poner en claro que no se pretende insultar ni ofender a nadie con este tema; y bueno, si alguna persona se siente agraviada de alguna u otra forma, le doy las disculpas anticipadas.

La mayor parte de las discusiones o peleas (más que todo discusiones) que pueda tener un hombre con una mujer; bien sean amigos, amigovios, enamorados, novios, esposos, trampas, choque y fuga, etc., es que la naturaleza ha hecho que la mujer sea una persona muy compleja, mientras que al hombre lo ha hecho una persona muy simple; y no es que yo sea psicólogo, fiel seguidor del psicoanálisis, ni nada parecido; solo que conversando con algunos amigos y amigas, salieron a relucir algunos aspectos debatibles sobre quien tenía la culpa o razón en alguna discusión entre ambos géneros.



Ahora bien, como los argumentos oídos provenían de ambos bandos, tenía que apoyar a alguno de ellos; y bueno por ser hombre y simple, opte por apoyar a mi género; razón por la cual, este tema va a tratar de justificar la posición simple del hombre con algunos ejemplos (abiertos y debatibles por supuesto) que son el detonante en la mayoría de los casos del inicio de las discusiones.

Mujeres:

1. Si hacen una pregunta para la cual no quieren respuesta; entonces no se sorprendan ni se enojen al recibir una respuesta que no quieren oír; simple.

2. De más esta que pregunten a cada instante si las queremos; tengan la seguridad que si no las quisiéramos, no estaríamos con ustedes; y por Dios, por que siempre esta la sub pregunta de ¿cuánto me quieres?, acaso el querer tiene alguna medida, algún costo, algún peso; realmente es algo que los hombres dentro de nuestra simpleza no entendemos.

3. Para nosotros una simple respuesta de Si o No es totalmente aceptable para cualquier pregunta que hagan o hagamos, no deben estar buscando más argumentos, porque al final pueden caer en el nefasto punto número uno de este tema.

4. Si desean algo, simplemente pídanlo, no nos vengan con indirectas sutiles, indirectas directas o indirectas obvias, la cosas claras tal y como son.

5. Tengan muy en claro que no somos ni seremos jamás sus amigas, así que si quieren algún consejo o ayuda vengan a nosotros, pero no pretendan que la ayuda o el consejo dado sea siempre favorable para ustedes o nos quedemos horas tratando de que así sea.

6. Si en algún momento dijimos algo que ustedes lo pueden interpretar de dos maneras; y una de ellas hace se pongan tristes, enojadas, furiosas o se sientan mal; tengan la plena seguridad que nosotros quisimos decir lo contrario.

7. Si en alguna ocasión les preguntamos si les pasa algo malo; y no es que seamos locos por preguntar algo así de la nada, ya que si lo hacemos es por que vemos algo raro en ustedes; y su respuesta es “no, nada”, entonces actuaremos como si nada hubiera pasado ya que la pregunta fue clara y sencilla al igual que la respuesta.

8. Es la verdad, no tenemos por que mentirles y no hay por que enojarse por eso, por desgracia “no siempre estamos pensando en ustedes”; ahora bien, si en algún momento nos preguntan en que estamos pensando, les responderemos que en sexo, fútbol, play station, sexo de nuevo y una serie de temas más que estamos completamente seguros no son de su agrado; pero el hecho que no siempre estemos pensando en ustedes, no significa que nunca pensemos en ustedes, ojo con eso.

9. Con respecto al tema del sexo, es lo que más nos gusta, ya que está en el 55% de nuestro pensar, hombre que les diga lo contrario miente; y no es que seamos unos pervertidos sexuales, sino que como ya se a mencionado líneas arriba, es simplemente lo que más nos gusta.



10. Un problema serio es que tengan un dolor de estomago que dure tres semanas o que se rompan la pierna tratando de huir de unos rateros; pero no nos digan que un problema serio es que se les corra la panti (disculpen no se ni como se escribe), se les rompa una uña o que sus sujetadores de cabello (ganchos creo que se llaman) no combinen con su ropa; eso, pero ni por error es un problema; y créannos, lo último que le ve un hombre a una mujer es su sujetador de cabello, quien ose decir lo contrario, es porque desea fervientemente hacer realidad el 55% de su pensar.

11. El ver un partido de fútbol en el que esta jugando el equipo de nuestros amores, es tan grato y placentero como el para ustedes es estar en una cena muy romántica a la luz de las velas; así que por favor no nos “maten el momento” pidiéndonos que cambiemos de canal o apaguemos el televisor.

12. Un día de fútbol en la televisión o en el estadio, cervezas entre amigos o una pichanguita con los amigos del barrio; es como un terremoto o la pobreza mundial, sencillamente no se puede evitar.



13. La cerveza nos gusta tanto como a ustedes Brad Pitt, Orlando Bloom o Jhonny Deep.

14. Ir de compras no es divertido, en lo absoluto, jamás vamos a verlo de ese modo; y mucho menos cuando se trata de ir a comprar ropa, ya que ni ustedes mismas saben que es lo que quieren comprar; por favor no nos insistan.

15. Cuando vayamos a salir a algún lugar, créannos, cualquier cosa que se pongan les va a quedar bien, no por gusto se han pasado todo un día en los centros comerciales escogiendo la ropa que usan.

16. Los hombres normalmente tenemos dos pares de zapatillas y dos pares de zapatos, somos simples, así que no se cual es el afán de ustedes por preguntarnos siempre cual de los catorce pares de zapatos que tienen les queda mejor o combina mejor con su ropa.

17. Continuando con el punto anterior, aclaramos que los hombres solo vemos dieciséis colores (entre primarios, secundarios y terciarios), más nada; “melón” y “durazno” son frutas, “pastel” es un queque cubierto con crema chantilly, “humo” es el alma del cigarro cuando lo fumamos, “turquesa” es una señorita que nació en Turquía y esta a punto de ser duquesa y “fucsia”, que diablos es fucsia, es más ¿así se escribe?.

18. Tengan siempre en claro que no son las únicas en el mundo, como ustedes hay miles, así que si alguna vez nos descubren –aunque desearíamos que no-, dando una mirada fugaz (lo que no significa que sea una mirada traicionera o desleal) a alguna otra chica; la cual ha sabido combinar muy bien su atuendo y los colores tanto de su ropa como el de sus zapatos, no es que ya no las queramos, ni que ya no quisiéramos estar con ustedes, ni que las veamos feas, nada de eso, es simplemente una mirada; y acéptenlo, cuando no salen con nosotros, ustedes se visten de igual forma; no para atraer miradas voluntariamente, eso lo aceptamos, pero si se dan cuenta que las miran y no dicen nada, además ustedes también miran a otros chicos en la calle, por la sencilla razón que no vivimos en un mundo con personas sin ojos.

19. El salón de belleza o el spá no es lugar para hombres, para eso existen las peluquerías o las ya casi extintas barberías; es más no nos explicamos por que pagan tanto por un corte o un peinado, si al final no les va a agradar y van a pagar fácil el doble por arreglarlo.

20. Si por alguna razón un día nos agasajan con un desayuno, un almuerzo, un lonche o una cena; y les preguntamos si tienen algo que no esta en la mesa, es porque ese algo por el que preguntamos nos gusta y queremos saber si hay; no piensen que todo lo servido está feo o no nos guste, menos que estemos criticando su agasajo o menospreciando sus buenas intenciones de atendernos.

21. Si piensan que están un poco subidas de peso, es muy probable que así sea, ustedes conocen su cuerpo más que nadie en el mundo, por favor no nos hagan tal pregunta, nos dolería dar la respuesta que ustedes ya saben y no quieren oír, quien les podría dar una respuesta certera y sin fingimientos es la balanza, total para eso la inventaron.

22. Si en una conversación les decimos “pero eso es lo normal en todas las mujeres”, no lo tomen como si las estuviéramos comparando, ya que al igual que no se comparar un puñado de arena de una misma playa, de igual forma no podríamos compararlas con millones de mujeres en el mundo; lo que quisimos decir es que se parecen unas con otras de una u otra forma, ¿simple verdad?.

23. Cuando se logra pasar tranquilamente un conato de discusión, nosotros siempre tratamos de no darle mucha importancia, iniciando una conversación totalmente distinta a la causante del posible conflicto; así que por favor les pedimos que no vuelvan a encender la llamita de la discusión mencionando nuevamente el tema ya superado.

24. Llorar es chantaje, así de corto y así claro.

25. Con todo esto queremos exponer que los hombres no somos machistas, insensibles, desconsiderados, fríos, soberbios, malos, o infinidades de adjetivos más que nos puedan poner; solo que los hombres somos animales instintivos, mientras que las mujeres son entes emocionales.

Y es que cuando se trata de evitar una discusión, la opción más rápida y más exitosa siempre es la más simple, es por eso que ante cualquier duda sobre nosotros –mujeres- siempre piensen en lo más simple, ya que los hombres somos simplemente simples ... “esa es LA CLÁSICA”.










Y PROXIMAMENTE : "¿IMPACIENTE YO?"

domingo, 2 de mayo de 2010

S.O.S. Quiere Que La Acompañe A Comprarse Ropa

- Sorry amor en estos días no puedo, se me ha acumulado una millonada de trabajo que hacer.

- Mira amorcito, por mi normal pero ya he quedado con mi (mamá, abuela o tía) en acompañarla al médico.

- No, es que de tanto que he estado en el sol (siendo invierno) me ha comenzado a doler la cabeza, ya otro día te acompaño si?

- Uy amor, lo que pasa es que justo hoy he quedado con un amigo en encontrarnos para que me de los apuntes del examen y fácil ahí vamos a repasar todo el día.

Estas son solo algunas excusas que damos a nuestras parejas (o a cualquier persona del género femenino) al momento que nos dicen:

Amor, ¿me acompañas a comprarme un polito? (o jean, blusa, falda, etc.)

Es que es bien sabido por todos los hombres, que eso de comprarse solo un polito, no es solo eso (valga la redundancia); sino que es pasarse todo, pero todo el santo día en busca del bendito polito.

Al principio todo normal, se llega al lugar donde se va a comprar la dichosa prenda (ahora bien; si es cualquier centro comercial, bueno ya no es todo el día, sino unas cuantas horitas nomás; pero si la prenda se va a comprar en el Emporio Comercial de Gamarra, ahí sí que Dios nos compadezca, ya que es para quedarnos todo el día).

Y es que nada de malo tendría acompañar a nuestras parejas (o a una mujer –la cual llamaremos “la compradora”-) a comprarse ropa, si es que se llegara a la tienda, se le dijera a la vendedora para probarse la prenda, se preguntara el precio y por último se dijera listo, me lo llevo; pero no, así no son las cosas, por desgracia no vivimos en el país de las maravillas.

Como dije líneas arriba, se llega al lugar y se entra en una tienda; luego:

1) La compradora entra a la tienda sin siquiera mirar la ropa que llevan puesto los maniquíes que están en la entrada (ojo que la ropa que lleva puesto el maniquí es la que está de moda –simple estrategia de marketing- y por ende es la que más piden las chicas); pero ellas no, se ponen a mirar y remirar todas las prendas que hayan dentro, desordenando y alborotando todo a su paso; claro hasta que llega una de las vendedoras y les pregunta si desean probarse algo.



2) Es en este momento donde aparece la pobre vendedora, la cual ingenuamente por vender dice: ¿por qué no te lo pruebas amiguita?, sin compromiso (¡error!, ya que esto da pie a que las compradoras se prueben casi toda la tienda, sin tener que comprar nada; claro pues, sin compromiso dijo); ya, dicen las compradoras, pero ¿tienes de este modelito en talla “M” y en color turquesa?; claro amiguita ahorita te lo traigo; uhmmm, que otros colores tienes; ¡ah! tenemos rojo, naranja, verde...; a ver, a ver tráeme todos los que tengas; ya amiguita, ahorita te los traigo; a ver voy a probarme este polo (el modelito talla “M” en color turquesa que pidió primero); y entran al probador.

(HAGO UN PARÉNTESIS PARA RECALCAR QUE NOSOTROS LOS HOMBRES AÚN ESTAMOS AHÍ, PARADOS A UN COSTADO OBSERVANDO LA INTERMINABLE SEUDO COMPRA Y PREGUNTÁNDONOS ¿DEBÍ ACOMPAÑARLA?).



3) Una vez que se lo prueban, salen y nos dicen que tal me queda; uno al principio dice: si ese te queda bien o no ese no te queda (de ser el caso); segundos después interviene la vendedora, que por ser mujer y por querer vender tiene mil y un argumentos por la cual esa es la prenda adecuada para ella (la compradora); uhmmm no, a ver alcánzame la verdecita (y así con la rojita, la naranjita, la marroncita, etc.; y a ver en una tallita más porfa); luego de haberse probado todo lo alcanzado por la vendedora, la compradora sale del probador y oye; y amiguita, -dice la vendedora- ¿por cuál te animas? –con todos los polos en su mano-; si están bonitos –dice la compradora-, yo me doy una vueltita y regreso ya.

4) ¿Pero qué paso?, ¿no era el polo que estabas buscando?, todavía tenían el color y la talla que querías –dice uno-; si pero es que no se –clásica respuesta-, mejor vamos a ver otras tiendas.

5) Y así se va de la tienda uno a la dos, de la dos a la tres, de la tres a la cuatro, de la cuatro a la cinco ... de la veinte a la veintiuno (estando fácil diez minutos en cada una), siempre viviendo exactamente lo mismo; es como si fuera un dejavú, primero entrando a la tienda, desordenando todo, probándose la prenda, preguntándonos que tal les queda (claro ahora no hay ese no te queda o ese color no te cae; muy por el contrario todo les queda bien), no hacernos caso y no comprar nada.

(HAGO OTRO PARÉNTESIS PARA RECALCAR QUE EN ESOS MOMENTOS YA NO NOS PREGUNTAMOS ¿DEBÍ ACOMPAÑARLA?; SINO MÁS BIEN ¿POR QUÉ, POR QUÉ LA ACOMPAÑE?).

6) Es así que se llega a un punto en que uno ya esta ofuscado de tanto caminar, no comprar absolutamente nada y soportar el mal genio de nuestra compradora al no encontrar -según ella- nada que les quede bien; y la compradora por su parte, ofuscada por nuestras carazas, por no ayudarlas a encontrar algo adecuado y ¡oh coincidencia!, por no encontrar -según ella- nada que les quede bien.

7) Ahora bien, después de pasarnos todo el día yendo de tienda en tienda, no comprar nada y con nuestra compradora al borde del desquicio por no encontrar nada y porque no le tenemos la debida paciencia, nos dicen poniendo esa voz y ese gesto que solo ellas saben poner para que uno les dé la razón en todo: “ya amor no importa vamos nomás, ya te veo aburrido, yo regreso mañana SOLA a seguir buscando”; a lo que uno les dice: “ya bueno, vamos a ver un par de tiendas más (ojo un par de tiendas para ellas son fácil seis tiendas más) y si no, bueno ya vemos pues”.

(HAGO NUEVAMENTE OTRO PARÉNTESIS PARA ACLARAR QUE JAMÁS SE CRUZO POR LA MENTE DE NUESTRAS COMPRADORAS EL IRSE ESE MISMO DÍA SIN COMPRAR NADA, Y MUCHO MENOS EL VOLVER SOLA AL DÍA SIGUIENTE; ESA FUE UNA PEQUEÑA ESTRATEGIA PARA QUE NO NOS AMARGUEMOS POR LO QUE VIENE ACONTINUACIÓN).

8) Bien, después de pasearnos por las seis tiendas más y no comprar nada –para variar-, nuestra compradora nos dice: “no amor, no hay nada ya vamos ya”; y en vez de ir directamente a la salida o a la avenida para tomar el carro de regreso, nos lleva de vuelta por el camino que hemos recorrido al ir de tienda en tienda; hasta pasar por un lugar que nos parece conocido -¡pero si es la primera tienda en la que preguntamos!-, es en esos momentos donde escuchamos: “amorcito, voy a volver a preguntar en esta tienda, un ratito ya”.



9) Después de secarnos el hilito de sangre del oído y saliendo del shock repentino en el que nos dejó nuestra compradora al haber pronunciado nefastas palabras, decimos balbuceando: “ya amor”.

10) Aquí, nuestra compradora entra en la tienda y le dice a la vendedora: “a ver amiga muéstrame nuevamente el polito turquesa que me probé hace rato, pero en talla “M” no te olvides” (si señores el polito turquesa talla “M”; ese por el cual nuestra compradora preguntó primero, se probó, nos preguntó que tal le quedaba -respondimos que bien-, la vendedora con más argumentos volvió a confirmar nuestra apreciación, que lo miraba y miraba con ganas de llevarlo y que a la pregunta de la vendedora ¿por cuál te animas amiguita?, respondió: “si están bonitos, yo me doy una vueltita y regreso ya” –por lo menos no le mintió a la vendedora, se dio una vueltita y regresó-); la vendedora se lo trae y le dice: ¿te lo pruebas de nuevo?; no, ya no ya, mi enamorado esta que me espera afuera –risas entre las dos-, más bien, ¿cuánto es?; veinticinco soles (por poner un precio); ¿tanto?, alguito menos pues, para llevártelo; no amiga (ya no amiguita) así esta, menos no me sale; déjamelo veinte pues; no, es que es de buena calidad; si pero veinticinco muy caro, ya veintitrés pues; veinticuatro te lo dejo, menos no puedo; ya bueno dámelo (bueno un sol es un sol).

11) Finalmente nuestra compradora sale feliz, ya tiene su polo talla “M” y color turquesa, el mismo que le vio a una amiga (pero ojo el de la amiga era color verde, el de ella es turquesa), luego nos dice: “ya amorcito ahora si vámonos”.



Es por eso que cuando nuestras parejas (o cualquier mujer) nos dice si podemos acompañarlas a comprar cualquier prenda de vestir, uno siempre va a tener una excusa para decirles NO ... “esa es LA CLÁSICA”

martes, 23 de marzo de 2010

La Primera Cita (Ellos)

Recuerdo cuando hace unos años, una amiga me contó lo siguiente:

... si pues él me recogió y me llevo a mi casa en taxi, fuimos al Cinemark de Larcomar, recuerdo que era sábado así que la entrada estaba más cara –se reía-; me dijo que pidiera lo que desee; así que yo me mande con todo y pedí esa canchita que viene en balde –más risas- y el vasote de tres litros de gaseosa, después de ver la pela; y a insistencia de él, fuimos a comer al Bembos creo ¿o no? –instantes de silencio por el recuerdo-, bueno la cosa es que comimos algo; y mientras lo hacíamos; él me hablaba y hablaba de no se que, la verdad yo estaba más concentrada en empujarme el tremendo hamburgueson que me pedí, que en prestar atención a lo que me decía; hasta que de pronto se comenzó a acercar poco a poco; ¿qué creía?, que no me iba a dar cuenta que se estaba acercando para besarme –dijo ofuscándose un poco-; pero cuando ya estaba tan pero tan cerca de mi cara, tanto que prácticamente podía ver en 3D el mega granazo a punto de reventar en su frente –explote de risa-, -silencio por parte de ella-, que te ríes -me dijo-, fue asqueroso –explotamos de risa los dos-, bueno, bueno no me interrumpas moisés; ahí me paré y le dije gracias, todo muy rico pero me tengo que ir, ya es tarde (La Clásica); él me dijo un poco desanimado, bueno ya vamos, pago las hamburguesas, salimos, tomamos un taxi y ahí empezó otra vez mi martirio; al principio todo bien, íbamos conversando, pero de un momento a otro empezó a ponerse meloso, se pegó a mi y quiso abrazarme, le dije que se arrimara un poco, que tenia calor (otra Clásica), él me dijo, pero que pasa; nada, solo tengo calor, ¿qué? ¡no puedo tener calor! le dije; el me dijo, no si normal y nos quedamos callados por un rato; felizmente el taxi llego rápido a mi casa, cuando bajamos me dijo te gusto la salida, yo le respondí que si, que la había pasado bien, el me dijo que bueno; se me acerco para despedirse, y para variar queriendo besarme nuevamente, yo le puse la mejilla y le dije gracias por todo, ya nos vemos luego, chau.

Ahora que lo pienso, ¿que basura que fui no? –risas-, le hice gastar como ciento veinte soles para no darle ni un piquito –más risas-.

Y cuantos años tenías –le pregunté-.

Yo tenía quince; él quince o dieciséis, no recuerdo bien.
Si ......., fuiste realmente una basura, pero ya toma rápido tu chela que se esta calentando.



Y es que por desgracia “La Clásica” es esa, cuando uno tiene quince o dieciséis años; y va a tener su primera cita, siempre va a querer salir ganador con la flaquita que a invitado (en el caso de los hombres); es por esto que para dar una buena impresión, ahorramos lo más que podamos; inclusive dejamos de comprar un mísero caramelo para estar cargosos ese día tan esperado; donde en efecto algunas veces se sale ganador y en otras (que es la mayoría de las veces) gastamos todo lo que hemos llevado para irnos sin siquiera con un beso de media luna; y para colmo caminando a nuestras casas, ya que no nos quedo ni una china para la combi.

Y no solo el dilema es el dinero; sino también la ropa, el perfume, el peinado, etc.

En resumidas cuentas, nos demoramos una semana en escoger y separar la ropa que nos vamos a poner, una hora en probárnosla y reprobárnosla a ver como nos queda, media hora en peinarnos, quince minutos en preparar el cocktail de perfumes que vamos a usar; y eso sí, mínimo sus dos horas rogándoles a nuestros padres para que nos adicionen el 90% a nuestro 10% ahorrado del 100% del dinero que vamos a llevar.



Ahora bien, lo más común o “La Clásica” en la primera cita es llevar a la chica al cine, pero hoy me pregunto ¿por qué?; si la idea de una cita es conocer un poco más a la persona y tratar de hacerla linda robándole un beso; y en ese lugar a lo mucho se conversa un poco cuando se encuentran, comprando lo que van a comer (osea la cancha) y haciendo la cola para entrar a la sala; luego tenemos alrededor de dos horas –que es lo que dura una película promedio- absolutamente perdidas; por que eso de estirarse con los brazos hacia atrás y acabar abrazándola y besándola solo sucede en la televisión y jamás en la primera cita; a lo mucho un roce fugaz de manos al momento de coger la cancha, y digo fugaz porque uno mismo retira la mano rápidamente de lo palteado que está en esos momentos; lo que realmente sucede es que vas a mirar calladito la película –eso si con ganas de darle su respectivo aguirre- y vas a terminar todo estreñido de tanta cancha que vas a comer.

Luego, el único y exclusivo tema de conversación va a ser la película.
Y si por ahí te alcanzó algo después de pagar las entradas y la comida; le compras una florcita o un llaverito de peluche de un sol a la flaca; punto final y calabaza, calabaza cada uno a su casa.

Como fin de cita, llegas a tu casa, te acuestas, y te preguntas; ¿por qué diablos no la llevé a otro lado?, me hubiera salido más barato y con más chances de salir ganador.

Y es que cuando se trata de tu primera salida, lo más probable es que no te den ni las gracias... “esa es LA CLÁSICA”.



Ahora bien, pido disculpas por poner una Clásica tan pasada, ya que eso sucedía en mis tiempos (y no crean que soy tan viejo).

Hoy en día, coges tu buzo de chavito, tus tabas blancas, tu bividi talla XL (cuando tu eres M), tu gorrita a rayas y con la visera recontra recta, perfume no, ¿pa qué? si igual voy a sudar y apestar ahí dentro; lo que si ten consigues tus diez luquitas (y eso), compras tu entrada y la de la flaca al Hooney, Nissa, Kapital, Turbo, Calle 8, Botes etc. (ojo, con vaso de chela incluido), y todos los chibolos salen ganadores, si no es con la flaca que invitaron, es con una de las “n” flacas que paran en dichas discotecas.

Si, pero eso seria igual que en el cine me dirás, con tanta bulla y gente; como se hace para hablar y conocer a la persona.

¿Hablar?, ¿conocer a la persona? quien quiere hablar ahí dentro, si con tanta fricción que se genera al ritmo de perretón, lo único que quieren los chibolos es que la jermita conozca sus movimientos (y viceversa); para hablar y conocerse esta el messenger, los mensajes de texto, el Factbook, y cuanta comunidad virtual exista; ahí uno va para salir ganador sí o sí, ya después se conocen.

domingo, 14 de marzo de 2010

El Cobrador Faite

Muchas veces hemos oído o nos han dicho: apégate más, ahí entran cinco; polo rojo, avanza pe; a ver a ver, paguen con sencillo; pie derecho, pie derecho; o el famoso ¿bajan? ... ¡NADIES!; entre otros.

Pocas veces un: asiento para la señora POR FAVOR.

Pero de todas maneras, en algún momento, aunque sea una vez, nos hemos topado con un: ya ya, sube sube nomás; causa, ya pasaron las tres cuadras, baja pe; ¡que! no tienes sencillo; ta que conchudo que brother ah; psss! tiene hembrita y no paga pasaje completo, oe flaca no salgas con misios, etc.

Este último es el famoso cobrador faite, el achorado, el bronquero; aquel que por cincuenta céntimos te baja de la combi o micro, se te para al frente, te recuerda a tu mamita con ajos, cebollas, pimientos, rocotos y todos los condimentos necesarios para que su santa oreja (izquierda) se le derrita de lo roja que se pondría; y claro, como la cereza del pastel, te busca la bronca delante de mujeres, niños, ancianos, policías, serenazgos, etc.

Es que este cobrador es así, todo un personaje, ya que quiere imponer su autoridad y mostrar su desacuerdo dentro de su unidad de transporte con gritos, ademanes, léxicos y miradas, que solo él sabe hacer que se vean extremadamente faite; y todo esto por decirle: un favor, cincuenta acá nomás a la ...

Es en ese instante donde el cobrador tranquilo y relajado se exacerba, cambia totalmente, se transforma, Hulk sería un infante de tres años a su lado –y si este viera en esos momentos al cobrador faite, de verde se pondría blanco del susto-, todo por que no puede soportar o no concibe en su entender el que alguien le pague cincuenta céntimos para que lo lleven un par de cuadras; esto lo encoleriza y lo trastorna, aunque en su segundo de raciocinio piensa que china es china y te deja subir; claro, con su mala vibra y mal trato de por medio.

Pero hay de aquel que ose pasarse media cuadrita más del paradero dicho inicialmente, esta acción es realmente un suicidio para uno y una cachetada a la comprensión del hombre de los boletos; simplemente no lo logra concebir, imprudencias tan brutales como esa solo conllevan a que el cobrador faite se desquicie pero mal y que quiera pelearse contigo a como de lugar, y de esa manera poder destrozarte hasta el alma para que en algo puedas pagar tamaña ofensa.

Al cobrador faite le llega altamente que te encuentres sólo o acompañado (enamorada, mamá, hermana, prima, vecina, amiga, trampa, etc.); igual te dice pobre, misio, muerto de hambre, mendigo y todos los adjetivos calificativos similares que se le ocurran, mientras tu te quedas callado para evitar un escándalo y más que todo por respeto a quien te esta acompañando; pero él no, sigue y sigue haciendo problema -ya que esa es la primera etapa de su plan, el trabajarte a la boquilla- hasta que pises el palito, el cual es que logres responderle; es en este momento que su adrenalina sube al máximo y como lo hemos dicho textos arriba, busca la manera de aniquilarte; usando como estrategia de guerra meter a tu acompañante en el problema.

Hay veces que logra su cometido y hay que veces no.

Cuando el cobrador faite se sale con la suya y logra su cometido –el pelearse contigo-, suelen suceder dos cosas que son realmente un chongazo tanto para uno, como para todos los pasajeros y transeúntes que estén observando la escena -claro, las dos cosas que podrían suceder son un chongazo mientras uno no sea el que esta al frente del cobrador faite a punto de intercambiar patadas y puñetes-.

La primera es que el cobrador faite esté en su día de inspiración y comience a meterle más goma al pobre pasajero; bueno hasta que algún transeúnte u otro pasajero se apiade de él y se meta para parar la pelea (cosa que no sucede jamás), o hasta que algún serenazgo o policía aparezca (cosa que si sucede, pero en la mayoría de los casos tarde) y rescate al infortunado “china hasta acá nomás”.

Y la segunda es que el pasajero parador comience a maltratar mal al florero cobrador faite; que este, al igual que el pobre pasajero gomeado, ruega por que aflore la piedad del público, la “rapidez” de los uniformados, o como siempre suele suceder cuando se trata del cobrador faite, es que baje e intervenga en la pelea el chofer de la unidad.

Ahora bien, si el cobrador faite no logra su propósito, a manera de desquite, cuando bajas de su unidad, te pone el hombro fuerte; y cuando ya estas abajo, nuevamente te hace recordar no solo a tu mamita, sino que también a toda tu familia; y por último, pone en tela de juicio tu hombría.

Bueno y también si estas acompañado por algunas de las féminas que he mencionado anteriormente, el cobrador faite trata de hacerlas entrar en razón exponiéndole mil y un motivos por el cual no debería salir con una persona tan misia.

Y es que cuando pides que te lleven por cincuenta céntimos, aflora el cobrador faite ... “esa es LA CLÁSICA”.




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