domingo, 2 de mayo de 2010

S.O.S. Quiere Que La Acompañe A Comprarse Ropa

- Sorry amor en estos días no puedo, se me ha acumulado una millonada de trabajo que hacer.

- Mira amorcito, por mi normal pero ya he quedado con mi (mamá, abuela o tía) en acompañarla al médico.

- No, es que de tanto que he estado en el sol (siendo invierno) me ha comenzado a doler la cabeza, ya otro día te acompaño si?

- Uy amor, lo que pasa es que justo hoy he quedado con un amigo en encontrarnos para que me de los apuntes del examen y fácil ahí vamos a repasar todo el día.

Estas son solo algunas excusas que damos a nuestras parejas (o a cualquier persona del género femenino) al momento que nos dicen:

Amor, ¿me acompañas a comprarme un polito? (o jean, blusa, falda, etc.)

Es que es bien sabido por todos los hombres, que eso de comprarse solo un polito, no es solo eso (valga la redundancia); sino que es pasarse todo, pero todo el santo día en busca del bendito polito.

Al principio todo normal, se llega al lugar donde se va a comprar la dichosa prenda (ahora bien; si es cualquier centro comercial, bueno ya no es todo el día, sino unas cuantas horitas nomás; pero si la prenda se va a comprar en el Emporio Comercial de Gamarra, ahí sí que Dios nos compadezca, ya que es para quedarnos todo el día).

Y es que nada de malo tendría acompañar a nuestras parejas (o a una mujer –la cual llamaremos “la compradora”-) a comprarse ropa, si es que se llegara a la tienda, se le dijera a la vendedora para probarse la prenda, se preguntara el precio y por último se dijera listo, me lo llevo; pero no, así no son las cosas, por desgracia no vivimos en el país de las maravillas.

Como dije líneas arriba, se llega al lugar y se entra en una tienda; luego:

1) La compradora entra a la tienda sin siquiera mirar la ropa que llevan puesto los maniquíes que están en la entrada (ojo que la ropa que lleva puesto el maniquí es la que está de moda –simple estrategia de marketing- y por ende es la que más piden las chicas); pero ellas no, se ponen a mirar y remirar todas las prendas que hayan dentro, desordenando y alborotando todo a su paso; claro hasta que llega una de las vendedoras y les pregunta si desean probarse algo.



2) Es en este momento donde aparece la pobre vendedora, la cual ingenuamente por vender dice: ¿por qué no te lo pruebas amiguita?, sin compromiso (¡error!, ya que esto da pie a que las compradoras se prueben casi toda la tienda, sin tener que comprar nada; claro pues, sin compromiso dijo); ya, dicen las compradoras, pero ¿tienes de este modelito en talla “M” y en color turquesa?; claro amiguita ahorita te lo traigo; uhmmm, que otros colores tienes; ¡ah! tenemos rojo, naranja, verde...; a ver, a ver tráeme todos los que tengas; ya amiguita, ahorita te los traigo; a ver voy a probarme este polo (el modelito talla “M” en color turquesa que pidió primero); y entran al probador.

(HAGO UN PARÉNTESIS PARA RECALCAR QUE NOSOTROS LOS HOMBRES AÚN ESTAMOS AHÍ, PARADOS A UN COSTADO OBSERVANDO LA INTERMINABLE SEUDO COMPRA Y PREGUNTÁNDONOS ¿DEBÍ ACOMPAÑARLA?).



3) Una vez que se lo prueban, salen y nos dicen que tal me queda; uno al principio dice: si ese te queda bien o no ese no te queda (de ser el caso); segundos después interviene la vendedora, que por ser mujer y por querer vender tiene mil y un argumentos por la cual esa es la prenda adecuada para ella (la compradora); uhmmm no, a ver alcánzame la verdecita (y así con la rojita, la naranjita, la marroncita, etc.; y a ver en una tallita más porfa); luego de haberse probado todo lo alcanzado por la vendedora, la compradora sale del probador y oye; y amiguita, -dice la vendedora- ¿por cuál te animas? –con todos los polos en su mano-; si están bonitos –dice la compradora-, yo me doy una vueltita y regreso ya.

4) ¿Pero qué paso?, ¿no era el polo que estabas buscando?, todavía tenían el color y la talla que querías –dice uno-; si pero es que no se –clásica respuesta-, mejor vamos a ver otras tiendas.

5) Y así se va de la tienda uno a la dos, de la dos a la tres, de la tres a la cuatro, de la cuatro a la cinco ... de la veinte a la veintiuno (estando fácil diez minutos en cada una), siempre viviendo exactamente lo mismo; es como si fuera un dejavú, primero entrando a la tienda, desordenando todo, probándose la prenda, preguntándonos que tal les queda (claro ahora no hay ese no te queda o ese color no te cae; muy por el contrario todo les queda bien), no hacernos caso y no comprar nada.

(HAGO OTRO PARÉNTESIS PARA RECALCAR QUE EN ESOS MOMENTOS YA NO NOS PREGUNTAMOS ¿DEBÍ ACOMPAÑARLA?; SINO MÁS BIEN ¿POR QUÉ, POR QUÉ LA ACOMPAÑE?).

6) Es así que se llega a un punto en que uno ya esta ofuscado de tanto caminar, no comprar absolutamente nada y soportar el mal genio de nuestra compradora al no encontrar -según ella- nada que les quede bien; y la compradora por su parte, ofuscada por nuestras carazas, por no ayudarlas a encontrar algo adecuado y ¡oh coincidencia!, por no encontrar -según ella- nada que les quede bien.

7) Ahora bien, después de pasarnos todo el día yendo de tienda en tienda, no comprar nada y con nuestra compradora al borde del desquicio por no encontrar nada y porque no le tenemos la debida paciencia, nos dicen poniendo esa voz y ese gesto que solo ellas saben poner para que uno les dé la razón en todo: “ya amor no importa vamos nomás, ya te veo aburrido, yo regreso mañana SOLA a seguir buscando”; a lo que uno les dice: “ya bueno, vamos a ver un par de tiendas más (ojo un par de tiendas para ellas son fácil seis tiendas más) y si no, bueno ya vemos pues”.

(HAGO NUEVAMENTE OTRO PARÉNTESIS PARA ACLARAR QUE JAMÁS SE CRUZO POR LA MENTE DE NUESTRAS COMPRADORAS EL IRSE ESE MISMO DÍA SIN COMPRAR NADA, Y MUCHO MENOS EL VOLVER SOLA AL DÍA SIGUIENTE; ESA FUE UNA PEQUEÑA ESTRATEGIA PARA QUE NO NOS AMARGUEMOS POR LO QUE VIENE ACONTINUACIÓN).

8) Bien, después de pasearnos por las seis tiendas más y no comprar nada –para variar-, nuestra compradora nos dice: “no amor, no hay nada ya vamos ya”; y en vez de ir directamente a la salida o a la avenida para tomar el carro de regreso, nos lleva de vuelta por el camino que hemos recorrido al ir de tienda en tienda; hasta pasar por un lugar que nos parece conocido -¡pero si es la primera tienda en la que preguntamos!-, es en esos momentos donde escuchamos: “amorcito, voy a volver a preguntar en esta tienda, un ratito ya”.



9) Después de secarnos el hilito de sangre del oído y saliendo del shock repentino en el que nos dejó nuestra compradora al haber pronunciado nefastas palabras, decimos balbuceando: “ya amor”.

10) Aquí, nuestra compradora entra en la tienda y le dice a la vendedora: “a ver amiga muéstrame nuevamente el polito turquesa que me probé hace rato, pero en talla “M” no te olvides” (si señores el polito turquesa talla “M”; ese por el cual nuestra compradora preguntó primero, se probó, nos preguntó que tal le quedaba -respondimos que bien-, la vendedora con más argumentos volvió a confirmar nuestra apreciación, que lo miraba y miraba con ganas de llevarlo y que a la pregunta de la vendedora ¿por cuál te animas amiguita?, respondió: “si están bonitos, yo me doy una vueltita y regreso ya” –por lo menos no le mintió a la vendedora, se dio una vueltita y regresó-); la vendedora se lo trae y le dice: ¿te lo pruebas de nuevo?; no, ya no ya, mi enamorado esta que me espera afuera –risas entre las dos-, más bien, ¿cuánto es?; veinticinco soles (por poner un precio); ¿tanto?, alguito menos pues, para llevártelo; no amiga (ya no amiguita) así esta, menos no me sale; déjamelo veinte pues; no, es que es de buena calidad; si pero veinticinco muy caro, ya veintitrés pues; veinticuatro te lo dejo, menos no puedo; ya bueno dámelo (bueno un sol es un sol).

11) Finalmente nuestra compradora sale feliz, ya tiene su polo talla “M” y color turquesa, el mismo que le vio a una amiga (pero ojo el de la amiga era color verde, el de ella es turquesa), luego nos dice: “ya amorcito ahora si vámonos”.



Es por eso que cuando nuestras parejas (o cualquier mujer) nos dice si podemos acompañarlas a comprar cualquier prenda de vestir, uno siempre va a tener una excusa para decirles NO ... “esa es LA CLÁSICA”

3 comentarios:

  1. jajaja que buena moisesito pero aun asi nos kieren.

    besos .

    liz

    ResponderEliminar
  2. HI MOISES!!
    DE VERAS QUE ESTE TEMA ES COMPLICADO Y ESTRESANTE DE TAN SOLO LEERLO!!!

    Pobre!! es alguna experiencia tuya?? verdad??
    xD
    Bueno entiendo la situacion sin ser hombre, acompaño a mi hermana mayor a ir de compras voy a gamarra a las 2 y salgo casi a las 7pm @@

    y para ser sincera las mujeres somos de las mas preocupadas por vestir bien... por eso se toman el tiempazo... al final quedan regias y tus amigos llegan a envidiarte x la flaca q tienes a tu costado xD

    Yo menos mal no aguanto mucho el estres de las compras y con tiempo checko antes q quiero y lo compro...

    saludos!!

    ResponderEliminar

CONTADOR DE VISITAS